Sábado 16 de Abril de 2005
¡Tres meses sin dar señales de vida! Una verdadera verguenza. A fines de Febrero comencé Dirección de Cine de Animación y desde entonces no he tenido tiempo para nada. De todas formas, me gustaría dar algunas explicaciones.
Lejos de haber abandonado el proyecto, durante los últimos meses no hice más que comer, soñar y vivir Crónicas de Adil-Gadién. Incluso la elección de carrera se debió escencialmente a mi deseo de llevar la historia a la animación. Por un lado esto significa que habrá Crónicas durante muchos; muchos años más. Por otro, me obliga a relegar el webcómic en favor de proyectos mucho más ambiciosos.
Es muy difícil decidir qué hacer ahora que estoy en los inicios de mi carrera. Me tienta muchísimo seguir la historia del webcómic hasta el final y más adelante adaptarla a la animación. Desde sus comienzos vi el webcómic como un escenario donde hacer interactuar a los personajes para depurarlos y perfeccionarlos. El principal problema es que este escenario de interacción es antinatural para unos personajes que deberán ser animados. La solución más evidente es abandonar el proyecto del webcómic y comenzar a trabajar en animaciones, pero no estoy ni por asomo listo para eso.
Por lo pronto mi intención es crear una serie de adaptaciónes animadas del webcómic en Flash para difundirlo. Si esto funciona, el webcómic continuaría publicándose (de forma infinitamente más regular) al menos durante lo que resta de 2005. Este es el tiempo que me tomaría depurar completamente los personajes y cerrar la historia. Luego me tomaría un tiempo para crear una serie de cortos y decidir qué hacer con ellos. Las posibilidades son muchas, y cuando los haya terminado (¿2007? ¿2008?) seguramente serán muchas más. Ya veremos.
Mientras tanto, estoy creando un "buffer" de episodios del webcómic para publicar conjuntamente con las animaciones Flash. Si todo sale bien, para mediados de mayo comenzaré a estrenarlos a un ritmo de dos o tres por semana. Estén atentos. Hasta entonces, los dejo con el episodio vigésimo octavo. ¡Que lo disfruten!

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